Además, el purpurado incidió en el inicio de la segunda fase del trabajo, que incluirá la exigencia de responsabilidades, “un nuevo sistema de trazabilidad y monitorización en las fundaciones vinculadas con la diócesis”, y una auditoria general que abarcará los últimos 20 años.” La nota dice otras cosas que comentaremos, pero antes hay que puntualizar, sólo la verdad, no el conflicto, nos interesa, no estamos aquí en detrimento de nadie, simplemente el honor de personas de la Iglesia, personas de bien y reconocidas, está en entredicho, ha sido pisoteado en los medios de comunicación por la publicación de filtraciones de datos protegidos por la ley; pero no importa, el objetivo lo han conseguido: que haya condena antes que haya justicia. Que eso se propicie desde la Iglesia, por el sacerdote que ha venido supuestamente a esclarecer, nos parece simplemente patético y nos produce una terrible tristeza que se vuelve indignación cuando se enfrenta a la Palabra. Por eso no callaremos. Si no se puede recurrir a la Verdad desde la comunidad eclesial, hay que recurrir al Derecho. El daño que recibe el que espera y no difama es terrible. Lo hemos visto en otros casos políticos, empresariales y eclesiásticos también. Pueden arrollar. Pero confiamos en la Justicia y su instrumento, la Ley. Llegará tarde, pero los hombres y mujeres de bien de la Iglesia, los que la sirven porque con ello lo hacen al Evangelio, la conocerán y se regocijarán con nosotros. Mientras llega, en este medio nunca hablaremos contra la Iglesia y quien la representa, a veces servir a Dios significa sufrir la incomprensión, los cristianos sabemos bien lo que esto significa.
Dolorosamente hartos
En ese párrafo de la nota de prensa del Arzobispado, alguien olvidó decir que la Auditoría ya está hecha, se encargó por el Delegado Episcopal de Fundaciones a la consultora PricewaterhouseCooper, y sus resultados y el comienzo de su implementación, dieron origen a las presiones sobre el Arzobispado que culminaron en “mandar parar”. Los que vivían o disfrutaban “del cordero” habían ganado el primer envite gracias a la complicidad de los medios de comunicación. Leemos también con estupor que la Auditoría, que suponemos se alarga a veinte años, al mandato de Monseñor Rouco Varela, para justificar una nueva, y tirar a la basura los miles de euros que costó la anterior, “incluirá un nuevo sistema de trazabilidad y monitorización en las fundaciones vinculadas con la diócesis”, por el amor de Dios, si eso es justo lo que proponía la Auditoría ya realizada en su documento “Mejoras en la Gestión de las Fundaciones”; que después de analizar las numerosas ineficiencias e incumplimientos de 34 fundaciones canónicas y civiles, recomendaba la creación de una Fundación de Gestión de Servicios, según determinadas razones y criterios, y aunque ya nos hemos referido a ello en alguna ocasión, citamos textualmente: “Actualmente, dichas fundaciones carecen de mecanismos de coordinación y supervisión de sus funciones, mantienen una gestión descentralizada de su actividad, no disponen de procedimientos de control interno homogéneos y poseen un gran número de recursos destinados a la realización de actividades de soporte y apoyo, no directamente vinculadas a funciones de Misión”
“El objetivo de la creación de una Fundación de Gestión de Servicios (FGS) es ayudar a las diferentes fundaciones en el desarrollo de la Misión Pastoral, a través de una mejora de la coordinación y un mejor aprovechamiento de los recursos existentes, elevándola calidad de servicio de sus operaciones, mejorando sus controles internos, transmitiendo las mejores prácticas entre fundaciones y ayudando a asegurar que la imagen proyectada por las fundaciones esté alineada con la Archidiócesis
“La constitución de la FGS no supondrá la creación de una estructura compleja, y no requerirá un elevado coste económico en inversión o gastos de personal; la FGS asumirá la coordinación, parcial o íntegra de algunas funciones realizadas anteriormente por las fundaciones, de funciones a externalizar por criterios económicos o estratégicos, así como la realización de funciones de nueva creación enfocadas a mejorar la coordinación de las actividades de Misión y a asegurar un mayor control tanto interno como de la imagen proyectada al exterior. Esto se realizará con recursos ya existentes, traspasados a la FGS desde las diferentes fundaciones
“Desde un punto de vista jurídico, consideramos que la forma de entidad más ventajosa para la creación de la FGS es la canónica, que dé:
- Soporte a las Fundaciones en el cumplimiento de las funciones de Misión, objeto social y en la gestión del día a día
- Búsqueda de sinergias mediante consolidación de volúmenes
- Coordinación de las funciones de soporte a través de FGS
- Homogenización de la calidad de los servicios prestados
- Gestión más profesionalizada con expertos funcionales
- Mayor transparencia y control del riesgo
- Mejor calidad de la información y del reporting
- Mejora de la proyección de la imagen externa de las Fundaciones
- Mayor control interno y cumplimiento de los protocolos definidos
- Apoyo al cumplimiento de los principales objetivos del Arzobispado de Madrid
Para qué más Auditorías si ya se conoce la verdad y se han planteado soluciones, quien tiene interés en volver a realizar encargos y gastos, para justificar qué?. Por eso estamos dolorosamente hartos de escuchar la misma cantinela desde los medios de comunicación. Pidan la Auditoría, léanla y saquen conclusiones. Esta es una recomendación sólo para quienes estén interesados en la Verdad
El Derecho fundamento de la Ley
Nos gusta citar a ese pozo de sabiduría que es el Papa Emérito, Benedicto XVI. Invitado por el Parlamento Alemán, en presencia del Jefe del Estado, Canciller, Gobierno y Diputados del Reichstag, el jueves 22 de septiembre de 2011 pronunció una conferencia que nos es grato recordar hoy: “Permítanme que comience mis reflexiones sobre los fundamentos del derecho con un breve relato tomado de la Sagrada Escritura. En el primer Libro de los Reyes, se dice que Dios concedió al joven rey Salomón, con ocasión de su entronización, formular una petición. ¿Qué pedirá el joven soberano en este momento tan importante? ¿Éxito, riqueza, una larga vida, la eliminación de los enemigos? No pide nada de todo eso. En cambio, suplica: “Concede a tu siervo un corazón dócil, para que sepa juzgar a tu pueblo y distinguir entre el bien y mal”; como a él, nos emocionan estas sencillas y profundas palabras de las Escrituras, la petición de “distinguir entre el bien y el mal”, sigue Ratzinger “el éxito está subordinado al criterio de la justicia, a la voluntad de aplicar el derecho y a la comprensión del derecho. El éxito puede ser también una seducción y, de esta forma, abre la puerta a la desvirtuación del derecho, a la destrucción de la justicia. Dijo en cierta ocasión San Agustín.: “Quita el derecho y, entonces, ¿qué distingue el Estado, las Instituciones, de una gran banda de bandidos?”, Nosotros, los alemanes, sabemos por experiencia que estas palabras no son una mera quimera. Hemos experimentado cómo el poder se separó del derecho, se enfrentó contra él; cómo se pisoteó el derecho, de manera que el Estado se convirtió en el instrumento para la destrucción del derecho; se transformó en una cuadrilla de bandidos muy bien organizada, que podía amenazar el mundo entero y llevarlo hasta el borde del abismo. Servir al derecho y combatir el dominio de la injusticia es y sigue siendo el deber fundamental del político. En un momento histórico, en el cual el hombre ha adquirido un poder hasta ahora inimaginable, este deber se convierte en algo particularmente urgente. El hombre tiene la capacidad de destruir el mundo. Se puede manipular a sí mismo. Puede, por decirlo así, hacer seres humanos y privar de su humanidad a otros seres humanos. ¿Cómo podemos reconocer lo que es justo? ¿Cómo podemos distinguir entre el bien y el mal, entre el derecho verdadero y el derecho sólo aparente? La petición salomónica sigue siendo la cuestión decisiva ante la que se encuentra también hoy el político y la política misma” y añadimos nosotros “y la Iglesia”.