Esta honorable Fundación tiene la mayor parte de su patrimonio y su obra social en el centro de Madrid, en un edificio emblemático que el paso del tiempo, más de 100 años desde su construcción, ha dejado obsoleto e inservible, según la normativa actual, para su función. Lo que ahora es la almendra moderna de la capital, en la calle Condes del Val, cerca del estadio Santiago Bernabéu, santuario de los tiempos modernos, entonces era las afueras de Madrid, muy a las afueras.
Allí se encuentra un edificio residencia de ancianos con orden municipal de cierre desde el año 2015, asunto que es tratado prácticamente en todos los patronatos desde el año 2016; no tiene ni licencia de actividad ni de funcionamiento; para salir del paso se ha hecho una inversión cercana al millón doscientos mil euros. Si se adecuara a las modernas exigencias de los estándares normativos, se perderían 64 plazas de las 164 actuales, teniendo que disminuir en un 40% el número de mayores residentes y de personal laboral.
Se estudió otra opción por el patronato, siempre de acuerdo con las actas a la que ha tenido acceso este medio, y era construir un nuevo edificio en el terreno propiedad de la fundación, pero la inversión necesaria, cercana a los 10 millones, lo hacía inviable económicamente.
La residencia tiene su capilla, parte alícuota de la residencia y de la misma propiedad, cedida hasta 2021 como parroquia al Arzobispado. También hay un cura que la atiende, que vive en un chalet de 400m2, dentro de los terrenos de la fundación, el mismo cura explotaba como aparcamiento una explanada que es terreno de la fundación, en el que el Delegado tuvo que poner orden al respecto, un espacio que la parroquia utiliza para sí misma, y que para conocer sus cuentas, por ahora, hay que esperar a un refrán castellano “que venga Dios y lo vea”. También hay un numeroso grupo de parroquianos, son de la zona, es decir “poderosos”, gente influyente, la residencia de mayores no es su problema, quieren su cura y su misa. Se está gestando una infamia.
Por fin un Arzobispo que toma decisiones.
El patronato de esta Fundación de la Santísima Virgen y san Celedonio llevaba tiempo recibiendo ofertas y realizando tasaciones para la parcela de Condes del Val, al menos, desde hace más de diez años. Se llegó a tratar en varios patronatos y antes de la llegada del nuevo Delegado se estudió la fusión con la Fundación Instituto San José, dada la situación económica que atravesaba la Fundación. Era vox pópuli que la residencia no cumplía los requisitos legales y había que tomar una decisión. Al Patronato de la Fundación se incorporan personas cercanas y de mucha confianza del Cardenal. Se estudian proyectos y se toman decisiones por quien tiene el poder de tomarlas, el Patronato, y por unanimidad. Una vez alcanzado un acuerdo, la Universidad Antonio de Nebrija se compromete a mantener la capilla – parroquia. El mismo Cardenal ratifica su bendición al proyecto en reuniones posteriores. “Nemine Discrepante,” todos de acuerdo por unanimidad. En los anaqueles aguardaban los estudios para la construcción en los Cañaverales de la Ciudad de la Misericordia. Este proyecto ya fue presentado por la propia Dirección de la Residencia a los residentes, trabajadores y familiares.
Pero ni siquiera todos los curas son “trigo limpio” ni todos los feligreses “almas cándidas” desinteresadas, entre unos y otros se comenta lo sucedido, se celebran reuniones y conciliábulos, unos de mala fe y otros de buena – simplemente quieren su parroquia – suman unos cuantos, una querella está en marcha, a ver si tienen suerte y les toca un juez que “entienda” su situación. Cuando el Cardenal leyó la querella debió decir “tierra, trágame”.
La CIUDAD DE LA MISERICORDIA: un proyecto emblemático para una Fundación – y una Iglesia - del siglo XXI
Una consultora de gran prestigio fue la encargada de realizar los estudios. Este medio ha tenido acceso a los dos informes realizados. Meses antes de la venta de la parcela de Condes del Val un maravilloso proyecto socio sanitario daba sus primeros pasos con la realización de un “Plan de Viabilidad de un modelo de centro sociosanitario de media y larga estancia y de atención residencial a la salud mental, a la discapacidad intelectual y para mayores, adaptado a las necesidades del mercado de Madrid y a la misión de la Fundación Santísima Virgen y San Celedonio”, y sigan leyendo “El centro estará compuesto por un total de 465 plazas para los 8 módulos que ofertará y que se encontrarán distribuidos en aproximadamente unos 27.950m², sobre una superficie total de la parcela de 55.000m2”.
Este es el proyecto que se ha paralizado en Madrid, pasar de 160 residentes a 465, casi un 300% más de plazas, multiplicar por tres el empleo, módulos modernos y acondicionados para el cambio general que se atisba imprescindible en el modelo de centros residenciales sociosanitarios, ya no más aglomeraciones y contagios, centros para mejorar las expectativas de vida no para esperar la muerte, de individualidad compartida y no de disolución en el colectivo, calidad de vida para nuestros enfermos de salud mental, para los discapacitados intelectuales, para nuestros mayores. Un modelo de atención: centrado en las personas; con tratamiento personalizado, con un abordaje multidisciplinar y atención integral, con integración y autonomía, calidad y continuidad asistencial, participativo y seguro. Además, después de estudiar las necesidades de la demanda en diferentes zonas y barrios de Madrid se eligió Los Cañaverales, por propia indicación del área de urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, por ser un barrio joven: todos los estudios de desarrollo urbano en poblaciones envejecidas, como es – afortunadamente para nuestros mayores - la española, priorizan los ámbitos de convivencia intergeneracional, ni se segrega ni se aparta a los mayores y discapacitados, ni se les hacina en una zona urbana súper congestionada y contaminada por el tráfico y el tráfago incesante del centro de la gran urbe madrileña.
Infamia. Maldad. Vileza
Son tres sinónimos que conviven en una misma acción humana. En este caso significa que conscientemente se acusa a los que están trabajando por el bien de todos, de propósitos y acciones que no se corresponden con su actuación, y se hace para conseguir o fines secundarios de interés o mantenimiento de privilegios, con el apoyo de personajes oscuros y prepotentes de la propia Iglesia, y el miedo escénico del responsable de la sensatez, la cordura y sobre todo, de la verdad. Nadie discrepó, todos de acuerdo por activa y por pasiva. Pero los caminos del Señor son inextricables, muchas veces escribe derecho con renglones torcidos, y esta tal vez sea la ocasión en que salga a la luz pública lo que el Delegado Episcopal de Fundaciones intentó llevar a efecto por mandato recibido: poner orden y poner en valor las Fundaciones civiles y canónicas competencia – no propiedad – de la Iglesia madrileña, poner punto final a las ineficiencias, a las obsolescencias, al incumplimiento de los fines, a la buena vida de algunos curas y no pocos seglares que se sentían no administradores sino propietarios de lo que es de todos y está al servicio – debe estar siempre - de los desfavorecidos. Y lo hizo y actúo siempre “por derecho”, a la vista de todos, defendiendo lo justo y necesario, solicitando el visto bueno a todas sus actuaciones. Se intenta llevar a cabo una infamia con el apoyo de periodistas sin escrúpulos que hacen del prejuicio, de la filtración interesada y del escándalo su leitmotiv.
Continuará