sábado. 10.06.2023
El Arzobispado de Madrid y la verdadera Trama. 4

RELIGIO VERA

El futuro papa, aun cardenal Ratzinger, escribió “podemos decir, si miramos hacia atrás, que la fuerza que transformó al cristianismo en una religión mundial consistió en su síntesis entre razón, fe y vida: esta síntesis precisamente halla en las palabras “religio vera” una expresión abreviada.” Cuando encontramos personas alejadas de la fe que la emprenden contra la Iglesia, entendemos la confrontación; pero cuando ésta surge en el seno de la institución eclesiástica de la mano de oportunistas, y se lleva por delante el honor, la dignidad y la profesionalidad de personas con una trayectoria reconocida y entregada, nos indignamos, no se espera siquiera caridad cristiana, lo que se exige es justicia y no juegos rocambolescos para ocultar las verdaderas intenciones de un individuo o un grupo.

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El cardenal Osoro, impulsor de la reforma de las fundaciones madrileñas, mandó parar; bastó en apariencia que algunos inquilinos de edificios céntricos a precios bajos, sintiera amenazada su comodidad – no hablamos ni de personas necesitadas ni de desahucios, simplemente de cambio de unos inmuebles de baja rentabilidad por otros con nuevos contratos y mayor rentabilidad adecuando los recursos patrimoniales a los fines fundacionales;- de nada sirvieron las garantías “aquí no se expulsa a nadie,” ni los importantes proyectos sociales en previsión. Simplemente preferían que el arrendador fuera la Iglesia – confundiendo a propósito Iglesia con fundaciones civiles-  para mantener in aeternum sus privilegios. La labor callada y continuada de los  Patronatos de las fundaciones, los estudios de viabilidad y rentabilidad versus el impacto social de los fines fundacionales, la necesidad de abordar nuevos proyectos, no en el centro de Madrid, el mejor dotado de servicios religiosos y civiles, sino en la periferia urbana, en donde se podían desarrollar proyectos sociales, sociosanitarios y socioeducativos que sirvieran a la población y que podían generar más de 600 puestos de trabajo, y que el mismo tiempo ayudaran   a una labor pastoral-social de la Iglesia y al cumplimiento de las fundaciones que tutela; el ejercicio de la “religio vera”, razón, fe y vida, dar ejemplo y estar donde la Iglesia debe estar, no alimentando a los que se aprovechan sino a los que lo necesitan, gente de compromiso y conocimiento tomaron decisiones correctas, había llegado por fin un Cardenal de “religio vera.”

Un mentira mil veces repetida.

Pero a todo valiente movimiento de progreso se le opone la resistencia de los intereses y el muro de hormigón de los cabezas cuadrada que no quieren que nada cambie Personas interesadas, prestas a corroer los cimientos de cualquier nuevo proyecto que se emprenda. Escándalo no es lo que sale publicado sino la verdad de lo sucedido. La manipulación mediática, coordinada y apoyada desde dentro de la Iglesia, de algunos de los beneficiarios de las obras fundacionales, hizo que al Cardenal le temblara el pulso. Por vez primera, una situación impulsada por él desde dentro de la Iglesia y con las personas de su confianza, se topaba con los “algunos medios de comunicación” y “las redes sociales”, nada mejor que una mentira mil veces repetida “nos quedamos en la calle” “expolio al patrimonio de la Iglesia”, formulada por unas pocas voces, pero multiplicadas por el vocerío mediático, le asustaron.

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La realidad es que uno a uno sus más leales consejeros y profesionales, que le habían explicado al Cardenal paso por paso el alcance de la transformación y rotación de activos, para cumplir mucho mejor los fines fundacionales y que estaban destinados a impulsar los nuevos proyectos sociales, fueron apartados bajo la apariencia de sospecha y tuvieron que abandonar el barco. Rotas las comunicaciones por el trabajo de corrosión interna, entran en acción nuevos intereses. De nada sirvió que el patrimonio fundacional pudiera multiplicarse, para realizar proyectos de inmenso calado social. Los Proyectos iban dirigidos a una zona de Madrid, allí, en donde hacían falta recursos financieros e inversión social. En concreto en los Cañaverales. Lo sorprendente es que los proyectos que respondían verdaderamente al cumplimiento de los fines fundacionales quedaron parados. Pero el Cardenal, mal asesorado por un sacerdote que le susurraba al oído maldades inexistentes mandó parar. Alguien nos explicará un día por qué no se anunciaron los proyectos sociales a que irían dedicados los recursos futuros de la Fundación.

 

Con él llegó la confusión.

El Cardenal concede entonces su confianza a un eclesiástico. No viene del Vaticano. Viene de Murcia. Y no viene a arreglar sino a arremeter. Ha llegado este sacerdote y se ha hecho cargo, al parecer, en calidad de supuesto experto jurídico inmobiliario, en subvalorar y revertir una operación de activos, aprobada por los Patronatos de las Fundaciones, máximo órgano de gobierno y por supuesto con la aprobación de los Protectorados de Fundaciones correspondientes. Su llegada ha coincidido con la filtración de actas y otros documentos protegidos por la ley, a los medios de comunicación. Casualidades de la vida. Donde había prudencia y moderación hay insidias y acusaciones sin pruebas, desconcierto y malestar, nada peor que los ataques “ad hominem”, desautorizando sin más, sin discursos ni argumentos ¿Dónde queda la “religio vera”?  Pero, aunque sea esta vez, no pagarán los justos. La pregunta que proponemos es ¿a quién sirve este sacerdote?

         

                  

                

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