sábado. 10.06.2023
La congregación desarrolla su misión a través de sus más de trescientos centros en todo el mundo

Hermanas de Santa Ana, la caridad hecha hospitalidad

La congregación, fundada por María Ràfols y Juan Bonal, lleva su misión y ayuda a los más vulnerables en treinta países de los cinco continentes

educación hermanas santa anta

La Congregación Hermanas de la Caridad de Santa Ana nace en Zaragoza el 28 de diciembre de 1804, cuando un grupo de doce mujeres cuya Superiora era Madre María Ràfols, llegan acompañadas por el Padre Juan Bonal para atender el Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia. Allí, las Hermanas de la Caridad comparten la vida y la suerte de las personas enfermas, niños abandonados y todos los que se acogen a la caridad de este Hospital cuyo lema es Domus Infirmorum Urbis et Orbis, Casa de los enfermos de la ciudad y del mundo.

La congregación comienza su expansión después de la muerte de María Ràfols y, en la actualidad, cuenta con doscientas cuarenta y dos comunidades, más de 300 centros en veintinueve países de los cinco continentes. Asimismo, alrededor de dos mil hermanas apoyadas por un numeroso grupo de laicos, desarrollan su labor, atendiendo a las necesidades de los que les rodean y cerca de los más vulnerables en los diferentes campos donde trabajan:  Educación, salud y acción Social. 

“En este mundo globalizado en el que nos encontramos, las hermanas queremos expresar, con nuestra vida, que Dios está cerca de cada uno de nosotros, que quiere a todos los seres humanos, y que tiene predilección por los más pobres y necesitados de la sociedad” afirma la congregación. Y con tal fin, tratan de hacerse presentes, desde su carisma de caridad hecha hospitalidad, “allí donde hay más pobreza y dolor, donde hay una urgencia o una necesidad que atender”.

Hermanas de la Caridad de Santa Ana2

Una parte importante de la labor de Congregación Hermanas de la Caridad de Santa Ana está centrada en el área  de Acción Social y la Cooperación al Desarrollo, a través de la cual trabajan en la edificación de una sociedad y un mundo más justos e igualitarios,  apoyando a las personas y colectivos más desfavorecidos y colaborando con otras entidades para promover la defensa de los derechos humanos, el reconocimiento y valoración de la diversidad religiosa, social y cultural, el respeto al medio ambiente, el desarrollo sostenible, la igualdad de oportunidades, la participación comunitaria y la justa distribución de la riqueza.

Este es el caso del hogar de Ankur, en la India, en donde las Hermanas de la Caridad de Santa Ana atienden a niñas de familias sin recurso. Se trata de una comunidad educativa y pastoral de formación integral y de desarrollo que las hermanas y un equipo de educadores y colaboradores que llevan adelante en beneficio de las niñas y adolescentes en situaciones de riesgo: niñas de la calle, de las chabolas, trabajadoras, huérfanas  sin protección familiar, a través de un hogar  que les acoge, cuida y les prepara para un mejor futuro.

 

Fundadores

María Ràfols Bruna, pionera en España de la Vida Religiosa apostólica femenina, es fundadora de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana junto con el Padre Juan Bonal. Nacida en el 5 de noviembre de 1781 en el Molino d’en Rovira, a 1 km de Vilafranca del Penedés, su aventura fuera de Cataluña comienza con el viaje de Barcelona a Zaragoza, a donde llega un 28 de diciembre de 1804 junto a un grupo de doce hermanas y doce hermanos de la Caridad. El Padre Juan Bonal los ha reunido en Barcelona para servir a los enfermos del Hospital de Nuestra Señora de Gracia, respondiendo a la llamada de la junta que lo rige.   María-Ràfols

Desde 1813, Madre María Ràfols aparece al frente de la Inclusa, con los niños huérfanos o sin hogar, los más pobres entre los pobres. Allí pasará prácticamente el resto de su vida, derrochando amor, entrega y ternura. Muere el 30 de agosto de 1853, próxima a cumplir setenta y dos años y cuarenta y nueve de Hermana de la Caridad.

Padre_Juan_BonalEl otro fundador de la  congregación es Juan Bonal, sacerdote español que llega a renunciar a la enseñanza para dedicarse de lleno al servicio de los enfermos en el Hospital de la Santa Cruz de Barcelona primero, en el de Ntra. Sra. de Gracia de Zaragoza después, a donde llega en 1804 para establecer en él una Hermandad de Caridad, con vocación de Vida Religiosa y dedicación a los enfermos y desamparados, quedando él como capellán del Hospital y director de la Hermandad.

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