Las Iglesias orientales de la India respondieron con una jornada de luto, tras ver la Basílica de Santa Sofía convertida nuevamente en mezquita este pasado fin de semana, con la primera oración del viernes.
“Hagia Sophia”, ubicada en Estambul, es un lugar sagrado de gran importancia para la Iglesia ortodoxa, especialmente para el Patriarcado ecuménico de Constantinopla. El edificio, que data de la época bizantina, fue una basílica cristiana durante 916 años; luego fue utilizado como mezquita, entre 1453 y 1934, y en los últimos 86 años funcionó como museo.
La Iglesia ortodoxa siro-malankar se unió al mundo para protestar contra la decisión del gobierno turco, que ha transformado una obra maestra e histórica de la Cristiandad en un lugar de culto islámico.
“El Estado turco – observa la Iglesia siro-malankar – había asegurado que este lugar sagrado sería preservado como museo para todas las generaciones, independientemente de su credo religioso. La reciente decisión de convertirlo en mezquita destruye el mensaje de tolerancia que éste representaba”.
El clero diocesano y los fieles ortodoxos de la India se oponen a lo que consideran un acto de agresión religiosa, y esperan que la lucidez prevalezca, para dirimir la cuestión.
“Nuestra Iglesia le pide al presidente [turco] Recep Tayyip Erdoğan que revise su dolorosa decisión y que devuelva a Hagia Sophia su estatus de museo. Este es un lugar para celebrar el pluralismo religioso en Turquía, y un maravilloso ejemplo para el mundo. La Iglesia siro-malankar ruega para que Santa Sofía siga siendo un símbolo de paz y coexistencia, de modo que todos puedan celebrar la riqueza de su historia”.
Santa Sofía sirvió como iglesia durante más de 900 años hasta la conquista de Estambul, y como mezquita casi medio milenio. El pasado 10 de julio, un tribunal turco anuló un decreto de 1934 que había convertido a Santa Sofía en museo, allanando el camino para su uso nuevamente como mezquita después de un paréntesis de 86 años.
Desde las 10:00 hora local (7.00 GMT) del viernes, unas tres horas antes del rezo del mediodía, se ha permitido el acceso a quienes desean rezar en la explanada delante de Santa Sofia o en la adyacente plaza de la Mezquita Azul.
Ali Erbas, jefe de la Diyanet -organismo público gestor de las mezquitas turcas- ha conducido el rezo, al que han sido invitados unas 500 personalidades, no solo de Turquía sino también extranjeras.
Se han habilitado a este efecto tres extensiones de espacio, entre plazas y avenidas, para hombres, y dos parques menores para mujeres, informa la agencia Anadolu.
Una vez terminado el rezo oficial de las personalidades se mantendrá abierto el acceso al monumento hasta la madrugada, momento que muchos aprovecharán para orar entre los antiguos muros bizantinos, aunque ya no sea la hora del rezo comunitario.
Erdogan visitó ayer el lugar con una comitiva y descubrió la nueva placa que identifica el monumento como "Gran Mezquita de Santa Sofia".
Como el islam prohíbe tener imágenes en los templos, las autoridades turcas han instalado un sistema de enormes "cortinas en forma de vela" montado sobre raíles para cubrir los frescos y mosaicos de la antigua basílica ortodoxa, señala Anadolu.
Erdogan firmó hace dos semanas el decreto que anuló el estatus de museo, otorgado al edificio en 1934, y devolvió la titularidad a la Diyanet, el organismo público gestor de las mezquitas turcas, equivalente a un Ministerio.
Al igual que las demás mezquitas históricas de Estambul, Santa Sofia permanecerá a partir de ahora abierta a cualquier visitante o turista, de forma gratuita, salvo durante las cinco oraciones diarias, en las que solo accederán los fieles.
Es de prever que también se exigirá a las mujeres que se cubran pelo, hombros, brazos y piernas, como ocurre desde hace pocos años en la vecina Mezquita Azul y similares templos, pero no era el caso en Santa Sofia, dado el carácter laico de museo que tenía.
La reconversión en templo musulmán, función que el edificio ya cumplió entre la conquista otomana de Constantinopla en 1453 y la secularización en 1934, ha recibido felicitaciones de organismos islámicos de Catar, Pakistán, Malasia y otros países, pero también numerosas críticas.
El mayor partido de la oposición turca, el socialdemócrata CHP, ha rechazado la invitación a participar en el rezo de mañana, y la Unesco ha criticado que el cambio de estatus del monumento, patrimonio de la humanidad desde 1985, se haya hecho sin consultar.