Entre las muchas buenas obras que realizan las congregaciones religiosas, están las de quienes ayudan y protegen a quienes más lo necesitan. Este es el caso de la congregación Religiosas de María Inmaculada, las también conocidas como siervas del servicio doméstico, unas religiosas que acompañan a mujeres y les ayudan tanto a la búsqueda de empleo como a la mejora de su formación. Y su trabajo no queda ahí, la congregación pone en contacto a las personas interesadas con las familias que buscan empleadas domésticas. Así, las familias que lo necesiten tienen que rellenar una ficha en la que exponen sus demandas: si quieren una empleada interna o por horas, si necesitan cuidado de niños o ancianos.... Las religiosas entrevistan a las mujeres y buscan a las que se adaptan a los requisitos de cada empleadora, que puede hacer las entrevistas que necesite hasta encontrar a la persona adecuada.
Las monjas, que no cobran nada por realizar esta labor, también vigilan que se respeten unos salarios y que no se produzcan situaciones de explotación.
La congregación cuenta con casas en la mayoría de comunidades españolas y desarrolla también su labor en África, América y Asia, además de Europa. En esas casas reciben, sobre todo, a mujeres procedentes de la emigración, que se han marchado de sus países de origen buscando un futuro mejor. En las casas disponen de centros sociales y culturales, en los que les dan todo tipo de formación, ayuda y apoyo, sobre todo para encontrar un trabajo.
De este modo, la congregación de las Religiosas de María Inmaculada sigue la estela de su fundadora, Santa Vicenta María López Vicuña. Nacida en Cascante (Navarra) el 22 de marzo de 1847, cuando cumple 10 años de edad sus padres le envían a Madrid, a casa de sus tíos con el objetivo de que reciba una educación más completa. Llega a Madrid en una época en la que las jóvenes iban a la capital desde los pequeños pueblos. Vicenta María empieza a interesarse por la tarea que desarrollan sus tíos en favor de las jóvenes que emigran buscando trabajo como sirvientas.
Funda la congregación de Religiosas de María Inmaculada con la misión de servir, formar y proteger a las jóvenes necesitadas, ofreciéndoles un hogar donde encontrar el calor humano que la gran ciudad les negaba.
Su principal preocupación será siempre la formación integral de las jóvenes, incluyendo junto a la formación humana y cristiana, la formación profesional necesaria que les permita integrarse plenamente en la realidad a la que deben enfrentarse.